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¡Alerta MÁXIMA en Cabo Pulmo!


Por Carlos González Muñoz


Poco le importó a la empresa Planeación y Desarrollo del Cerro que inspectores tanto de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Semarnat, como también de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Profepa, le ordenaran detener las obras de construcción del hotel Bahía El Rincón, en los linderos de Cabo Pulmo, Baja California Sur, considerado uno de los arrecifes naturales más importantes del  planeta.


Según se lee en el diario El Independiente, comunidades aledañas al Parque Nacional Cabo Pulmo, reclaman tanto a Semarnat como Profepa, hacer cumplir la ley y detengan en definitiva las obras de construcción del hotel citado, una obra que amenaza al arrecife de Cabo Pulmo porque se construye en los linderos del área natural protegida.


Ambas secretarías, desde el pasado 4 de febrero, ordenaron a la empresa suspender la construcción de la obra, al carecer de la autorización de cambio de suelo en terrenos forestales, señalamiento que fue ignorado.


Los vecinos denunciaron al diario que hasta el momento “ya se arrasó con once hectáreas de vegetación de dunas costeras y en playas de anidación de tortugas marinas, un hábitat para 36 especies de seres vivos protegidos por la NOM 059, que incluye mamíferos y aves”. Un verdadero desastre ecológico que por lo visto, nadie puede detener.


Haciendo alarde de su poder económico, la empresa denunciada ha ignorado tanto los señalamientos de la autoridad como los reclamos de la comunidad y  continúa devastando la zona con maquinaria pesada: El poder económico doblegando al poder político.


¿Qué sucede? ¿Por qué el vacío de autoridad? ¿Acaso les tiembla la mano a los funcionarios federales encargados de hacer cumplir las leyes en la materia?


¿Debemos entonces aceptar que en la entidad vale más proteger al dólar que a la naturaleza? ¿ignorar a las comunidades? ¿seguir promoviendo un crecimiento que destruye el medio ambiente?


El desarrollo económico de Baja California Sur no puede continuar sosteniéndose en arrasar con la naturaleza circundante, como viene sucediendo desde hace mucho tiempo, un error histórico que la sociedad de Baja California Sur de hoy, sus jóvenes, está obligada a rectificar porque Cabo Pulmo, no hay duda, vale más que el dólar.


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